La Orden Templaría: Una Nueva Sociedad

La Orden Templaría: Una Nueva Sociedad

La Orden Templaría: Una Nueva Sociedad. Para la mayoría de los historiadores, cuando el Papa Clemente V defenestró a la Orden de los Pobres Caballeros, detrás estaba el deseo de Felipe IV de hacerse con el tesoro del Temple, debido a su inmensa deuda con la Orden templaría; además de una venganza personal por la negación a su deseo de unificar a las dos principales órdenes de caballería cristiana y poner a su hijo al frente de la nueva Orden, bajo su dominio…

Todo ello es cierto; pero no lo único. El monarca francés, el más poderoso del momento, que tenía al Papado en su mano, como un perrito faldero, hasta el punto de llevarse la Sede de la Iglesia a Avignon, temía al único ejército regular; a la gran banca que suponía la Orden templaria; y a tener en casa a un grupo de soldados/monjes excepcionalmente respetados por todo el Pueblo y todos los monarcas y nobles de la cristiandad; así como los más temidos por el enemigo musulmán.

Pero con todo, la razón principal era otra, obviada por los historiadores oficialistas pero reconocida por la mayoría de los auténticos investigadores de la Orden Templaría.


La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón se creó por varios motivos. Uno de ellos, el más importante, era la creación del Ejercito de Cristo que sería la nueva sociedad, la salvaguardia de un Gobierno Mundial Cristiano. Esa era la idea del bueno de san Bernardo.

En efecto. Occidente y Oriente, era un conjunto de pequeños reinados y encomiendas de la nobleza, unidas por un mismo eje: el Papado de la Iglesia católica y la religión cristiana. Pero en realidad era un reino de tafias gigantesco, donde el Papado se movía de acuerdo a sus propios intereses y al rey que le protegía, como sucedió con Felipe IV y Clemente V, quien fue impuesto por el sátrapa francés.

Los historiadores se ponen de acuerdo al observar que Bernardo quería crear un ejército de Cristo. Pero… ¿Para qué? Esa es la cuestión. Es clara la idea de un ejército que defendiera a la cristiandad de las hordas musulmanas que consiguieron tomar Tierra Santa. Pero detrás había otro objetivo más concreto y secreto: el Gobierno Mundial Cristiano.

Con esta idea, Bernardo quería un contrapoder del Papado, demasiado vendido al lujo el poder, el pecado; etc. Bernardo era un místico que se alimentaba del amor a Cristo y la humildad. Y observó que la Iglesia no hacia su labor, donde los obispos, en teoría convocados por el Espíritu Santo, eran, en realidad, nombrados por los reyes y nobles en base a sus intereses nada cristianos.


Hacía falta salir de la oscuridad de la Alta Edad Media y que la Fe en Cristo se hiciera con su lugar, el lugar que el mismo Maestro de Galilea había enseñado y dado en herencia.

Para ello, hacía falta un Gobierno globalizado, centralizado en la Fe cristiana, pero no en la nobleza, el episcopado ni el papado. Y para que este gobierno pudiera crearse y mantenerse eran necesarias tres cosas: Reconstruir el Templo de Salomón; hacerse con los Secretos de Dios; crear una Orden de soldados y monjes. La primera no se pudo realizar por culpa de los reyezuelos y malos papas.

La segunda si se consiguió y Europa asistió a la llegada, por parte de los templarios, de las Medidas Sagradas. La tercera si se llevó a cabo, y al crear esta orden de soldados y monjes, lo que Bernardo había creado, en realidad, era un grupo de elegidos que llevaran a cabo su plan de Gobierno Mundial y un ejército que lo protegiera.

Y todo comenzó bien. Pero, el tiempo hizo que se tornaran las cosas a peor…

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