Es Tiempo del Temple

Es tiempo del Temple

Es Tiempo del Temple, si, porque el tiempo es como el discurrir de un río: no vuelve, pero deja huella.  El tiempo es la cosa más valiosa que una persona puede gastar, así que olvídate de los bienes materiales. La verdadera felicidad reside en valorar el tiempo y emplearlo para vivir al máximo.

El tiempo, Templario y Caballero es la moneda de tu vida. Es la única divisa que tienes, y solo tú puedes determinar cómo será gastada. Sé cuidadoso y no permitas que otras personas la gasten por ti.

El tiempo es como la flecha lanzada por el arco, siempre sigue la misma dirección y discurre sin interrupción desde el pasado hasta el futuro pasando por el presente.

Si inicias un viaje y te acontece alguna duda, sé inteligente y pregunta a la persona con experiencia, no a quien tiene la teoría. Y no presumas cuando inicies tu camino, presume cuando regreses.

Templario y Caballero, Guerrero, no puedes evitar que el pájaro de la tristeza sobrevuele tu cabeza, pero puedes evitar que construya un nido en ella, porque si tu mente es fuerte, todas las cosas difíciles serán más fáciles. Si tu mente es débil, todas las cosas fáciles se volverán difíciles.

El secreto del cambio es enfocar toda tu energía, no en la lucha contra lo viejo, sino en la construcción de lo nuevo, porque no es el cambio lo que produce dolor, si no la resistencia.

La verdadera fuerza de un Caballero Templario no reside en el coraje de seguir adelante, sino en la absoluta determinación de no volver atrás, porque un Templario, un guerrero no pasa sus días intentando representar el papel que los otros escogieron para él. Por eso, cuando entiende que está en el límite de su resistencia, sale del combate, sin culparse por haber hecho alguna locura inesperada.

No sólo somos responsables de lo que hacemos, también lo somos de lo que no hacemos, de lo que no defendemos y de lo que callamos…

«Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores se repitan.”(P. Neruda).

Todo lo que esté delante de ti, de mí y de todos nosotros… todo lo que queda detrás, es poco importante comparado con lo que reside en nuestro interior. Es tiempo de Temple, no vayas afuera, vuélvete a ti mismo y vive lo que importa… »el Ahora».

Caballero y Templario, es tiempo del Temple y si me dices que son muchos tus enemigos, yo te contestaré que el fuego no se deja impresionar por la cantidad de leña que tiene que quemar y que solo tú eliges el arco que quieres cruzar, la puerta que deseas abrir y que puerta cerrar o la espada que empuñar.

 No hay cielo ni infierno más allá de tu experiencia en la tierra, esas dos puertas solo están aquí y en el ahora. La espada de Caballero Templario, del guerrero sabio no corta ni atraviesa, tan solo refleja la luz y solo las lágrimas de auténticos sentimientos le liberarán de su armadura.

Es de ley que siempre hubo, hay y habrá personas que creyeron, creen y creerán que te callaron, que te callan y te callarán solo porque no respondes a sus provocaciones ni a sus propósitos…

»Allá donde la ignorancia habla, la inteligencia calla”. El obediente sigue su destino el valiente se crea uno…Sé el primero … El primero en pedir disculpas porque el más valiente… El primero en perdonar es el más fuerte… el primero en olvidar es el más feliz.

Templario y Caballero, abre los ojos, observa, escucha, permanece muy atento, porque los sueños pueden llevarte a cualquier parte…Los sueños son la meta, la imaginación el transporte, la realidad el punto de partida, porque en la pelea, se conoce al soldado y sólo en la victoria, se conoce al caballero.

Existen cuatro cosas que no pueden ser escondidas durante largo tiempo: la ciencia, la estupidez, la riqueza y la pobreza y si aprendemos a dominar nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, a ponernos en un estado de armonía, de pureza y de luz, nuestra palabra producirá ondas, tal como las ondas que produce el agua y que actuarán benéficamente sobre aquello que nos rodea.

Cuando el ojo no está bloqueado, el resultado es la visión. Cuando la mente no está bloqueada, el resultado es la sabiduría, y cuando el espíritu no está bloqueado, el resultado es el amor, porque no sólo somos responsables de lo que hacemos, también lo somos de lo que no hacemos, de lo que no defendemos y de lo que callamos para mayor Gloria de Cristo nuestro Señor.

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