LA VIDA DE UN CABALLERO TEMPLARIO

La vida de un Caballero Templario

La vida de un Caballero Templario es algo majestuoso, lleno de sabiduría y debe tener algunas limitaciones o dejaremos de ser humanos.

Caballeros y Templarios, poner límites significa hacer saber qué necesitamos y qué queremos, que pueden ser diferentes al resto.

Poner límites consiste en expresar lo que queremos y lo que no queremos, sin olvidarnos de las necesidades, los deseos, lo que piensan y sienten los demás.

Poner límites es establecer líneas con los demás (y con nosotros mismos) que no deben ser cruzadas.

Poner límites también es decir “NO” cuando nos apetece sin sentirnos obligados a hacer lo que los otros quieren y necesitan. La vida no te quita personas, tan solo te aleja de las personas que no necesitas.

Templarios y Caballeros, los vínculos emocionales son valiosos y por ello, es de gran importancia y tiene mucho peso, que dejemos a un lado a las personas tóxicas, sin corazón y negativas, que merman una y otra vez nuestra autoestima. 

En el momento en el que somos consciente de ello, un mundo nuevo se abre ante nosotros y dejamos de necesitar la presencia de aquellos que sembraron las dudas, el malestar y la desgana estando a nuestro lado.

Templario, aléjate de lo que te haga daño, de lo que oscurezca tu vida, aléjate de lo que se convierta en siniestro.

Ponle distancia emocional al dolor, al rechazo y a la traición, observalos y aprende.

Caballero Templario, se consciente de que el sufrimiento es opcional, recuerda que las reglas del juego de tu vida son las que tú decidas. Los caminos difíciles conducen a destinos hermosos.

Cada uno de nosotros va configurando su propio camino, su sendero, su historia personal llena de aciertos y de errores, de momentos felices y tragos amargos, de historias y leyendas que van dejando nuestra impronta y cada decisión tomada en cada paso dado, cuenta. Todo lo andado es aprendizaje y todo error o fracaso cometido, es un acierto.

Templarios, somos caminantes y hacemos camino al andar…Jamás uses algo como la venganza, aunque la única esperanza sea a veces creer que la buena voluntad de la otra persona, supere el daño que le pueda producir. 

Tú, Caballero, Templario, Guerrero sólo siéntate y espera… porque aquellos que te hieren, suelen destruirse ellos mismos. En un momento dado acudirá a ti esa sensación de normalidad ordenada de la vida que lo impregna todo, y todo fluirá…

Las cosas que tienen que pasar, pasan cuando tienen que pasar; y como tal se las acepta y se viven, no puede ser de otra manera.

No permitas que nadie altere tu risa, que el equipaje diario no lastre tus alas, que el calendario no venga con prisas, y que tu actitud detenga lo negativo.

Todas las tormentas tienen un principio, pero también su final, así que vamos a hincar la rodilla y pedir a Cristo nuestro Señor que la vida de todos los templarios sea diáfana, que los caminos se abran a tu encuentro y el sol brille sobre tu rostro.

Que la lluvia caiga suave sobre tus campos y el viento sople siempre a tu espalda.

Que guardes en tu corazón con gratitud, el recuerdo precioso de las cosas buenas de la vida.

Que todo don de Dios crezca en ti y te ayude a llevar la alegría a los corazones de cuantos amas.

Que tus ojos reflejen un brillo de amistad, gracioso y generoso como el sol que sale entre las nubes y calienta el mar tranquilo.

Que la fuerza de Dios te mantenga firme, los ojos de Dios te miren, los oídos de Dios te oigan, la Palabra de Dios te hable, la mano de Dios te proteja, y que, hasta que volvamos a encontrarnos, otro te tenga, y nos tenga a todos, en la palma de su mano, para mayor Gloria de Cristo nuestro Señor.

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