Hermana si ves a la Señora…dile

Hermana si ves a la Señora…dile

Hermana si tú la vieras, háblale a la Señora y dile que voy a ser investida Dama Templaria, servidora y guerrera de la Blanca Milicia de Cristo Rey, mi Señor, por la gracia de Dios.

Dile que mi vida ha cambiado desde el momento que me he puesto el manto blanco con la cruz paté, y me he ceñido mi espada Templaría a la cintura. Cuéntale que estando postrada de rodillas ante su imagen y la de mi Señor, un ejército de glóbulos rojos han corrido por mis venas llenando mi corazón de rebosante amor.

Hermana si ves a Nuestra Señora María Magdalena, ruégale por mí, porque al igual que ella, también he sido considerada una pecadora, ofendida y calumniada, criticada, traicionada y apartada, maltratada y golpeada por una avalancha de piedras arrojadas y disfrazadas de gestos, formas y palabras, escupidas por víboras con lenguas de doble filo.


Si ves a la Señora dile que ruego su comprensión por no dejarme vencer por tanto dolor, pues no es tanto el dolor físico sino el dolor del alma, el que me da fuerzas para acabar con tantas víboras acogidas en la propia casa de Nuestro Señor.

Coméntale hermana, como en la penumbra, a la luz de las velas que iluminaban su rostro, he visto ante mí, pasar toda mi vida, y he sentido un torbellino inmenso de emociones que han hecho flotar mi espíritu en un mar en calma, inundando todo mi ser de paz y serenidad.

Si tú la vieras hermana, dile que soy Dama Templaría y seca las lágrimas que resbalan por su rostro, porque ella, la Señora… ahora vive en mí, la Luz del Alma Divina, la luchadora incansable y fortaleza inexpugnable. El rosal sin espinas y la marea viva que trae vida al Temple, para mayor Gloria de Nuestro Señor.

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