Caballeros, templarios, hoy más que nunca debemos evolucionar continuando la tradición templaria, tomad la armadura de Dios, y convertíos en la Blanca Milicia de nuestro Señor para que podáis resistir en los días malos y cuando haya acabado estar firmes, ceñidos con la verdad, vestidos con la coraza de la Fe, calzados con el apresto de la Palabra y el Evangelio de La Paz, portando el escudo de la Fe, el yelmo de la salvación y la espada del espíritu.
Caballero Templario, en tu tradición templaria hay valores que hay que seguir; el corazón de un templario no es vanidoso, trabaja con humildad, sin desfiles, ni buscando posiciones de grandeza.
Un caballero templario que respeta la tradición templaria, busca dentro de sí mismo, asumiendo su compromiso para y con la Orden sin importar a que rama pertenezcan, ya que no tiene mayor importancia la obediencia sino la pureza de su corazón y la nobleza con la que respeta los valores, su fe.