El Sentir de Nuestra Alma Templaría

El Sentir de Nuestra Alma Templaría

Caballeros y Templarios el sentir de nuestra alma, es estar bien con uno mismo para poder servir a Cristo, nuestro Señor.

Tenemos que sentir de nuestra alma templaría y conocer cuál es el propósito más profundo de los desafíos a los que nos enfrentamos en nuestra vida, para ser capaces de desarrollar nuestras virtudes de una manera más consciente. Debemos ser capaces de cambiar y reorganizar las prioridades para poder alcanzar la meta final.

Hay ocasiones en las que debes asumir riesgos suplementarios y crear tu propia realidad, porque a veces la comodidad y la costumbre debe ser desafiadas.

Templario y caballero, ten la fuerza para al menos intentar que tu vida mejore y ten la confianza suficiente en que no asumirás cualquier compromiso sólo por salir del paso.


Valórate al permitirte las oportunidades para crecer, desarrollarte y descubrir el verdadero sentido de esta vida, escucha el sentir de nuestra alma templaría.

No permanezcas a la sombra de nadie cuando es tu propia luz la que debe mostrarte el camino. Después de aceptarte tal como eres, después del reencuentro contigo mismo, después de que supiste decir «hasta aquí te dejo llegar» y ya te has desecho de la vergüenza y cuando la crítica ya no te altere y los oídos sordos no te espanten, ni tampoco las palabras necias, después de todo eso verás que existe un último puente que atravesar.

Es ese puente que te trae de vuelta hacia todos aquellos de quienes alguna vez saliste huyendo. No por no haber aprendido, ni siquiera tampoco por haber sido capaz de olvidar. Sino porque solo el verdadero Caballero Templario que se ha enfrentado a todas sus sombras, es capaz de volver a meterse en la negrura del bosque, o en el amplio desierto cubierto de arena, para hablar con amor, a todos sus fantasmas. Aquel que apenas se sorprende y dice “es que yo he visto mucho”, en realidad lo que ha visto es poco.

Caballero y Templario, el mundo es demasiado grande para perder la capacidad de asombro. En cada esquina, en cada rincón, en cada orilla, en cada pozo hay un »algo» que nos sorprenderá.  Es parte de la vida, sí, y cometer nuestros propios fracasos, aprender a ponernos en pie después de caer y aprender donde están los vendajes para sanar y cerrar las heridas, no importa que queden cicatrices, ellas están ahí en su lugar para recordarte lo que no debe repetirse y hacerte más fuerte.

Tu Templario y Caballero enfréntate con lo difícil cuando todavía es fácil y con lo grande cuando todavía es pequeño. En el mundo las cosas difíciles comienzan siendo fáciles y las cosas grandes son inicialmente pequeñas.

Un verdadero Caballero Templario, es sabio, no intenta hacer cosas grandes, por eso es capaz de realizar lo que es grande, al igual que puede variar la lógica de los elementos, si aprendemos a captar el espíritu de un astro para luego guiarlo hacia la materia, conseguiremos objetivos que ahora nos parecen imposibles, porque es el sentir de nuestra alma templaría.


Templario y Caballero, guerrero, estar bien no significa no tener problemas, estar bien es saber que tienes la capacidad para poder afrontarlos.

Imagina todas las cosas maravillosas que podrías estar pensando si no tuvieras tu mente ocupada en todos tus problemas, fíjate en todo esto que tienes ahora mismo y no en lo que perdiste, porque no es lo que el mundo te quita, lo que cuenta, es lo que haces con lo que te queda.

A veces la vida nos cierra las puertas porque es el momento de seguir adelante y eso está bien porque a menudo no nos movemos si las circunstancias no nos obligan a ello.

Cuando sean tiempos difíciles, tu Templario, recuérdate a ti mismo que el dolor no viene sin un propósito y cura tus heridas, pero nunca olvides lo qué te enseñaron. Todo saldrá bien, quizá no inmediatamente, pero sí con el tiempo.

Recuerda que hay dos tipos de dolor: el dolor que duele y el dolor que te cambia y cuando fluyes con la vida en lugar de resistirte a ella, ambos tipos de dolor te ayudarán a crecer.

Caballero y Templario, no te avergüences de las cicatrices que la vida te ha dejado. Una cicatriz significa que el dolor se ha ido y la herida ha cerrado, pero también significa que superaste el dolor, aprendiste la lección y te hiciste más fuerte.

Una cicatriz es un tatuaje de un triunfo del que deberías sentirte orgulloso, la herida es el lugar donde la luz penetra en ti, porque has sobrevivido y tienes unas cicatrices que lo demuestran…

Ahora sólo puedes crecer más fuerte, y ser un digno soldado de la Blanca Milicia. Ahora sí, es posible que no termines exactamente donde tienes intención de ir, pero es probable que llegues precisamente donde necesitas estar, porque es el sentir de nuestra alma templaría, para mayor gloria de Dios nuestro Señor.

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