Guillaume de Beaujeu-El 21° Gran Maestre
Guillaume de Beaujeu, también llamado Guillermo de Beaujeu , fue el vigésimo primer Gran maestre de la Orden del Temple desde (1273-1291). Murió durante la caída de Acre y fue sucedido por Thibaud Gaudin.
Procedía de la región de Beaujolais, de donde deriva su apellido. Guillaume era descendiente de una poderosa familia perteneciente a la nobleza de Beaujolais, que tenía lazos familiares con Luis IX y Carlos de Anjou, rey de Sicilia.
Se cree que ingresó en la Orden a los 20 años, en 1253. Estuvo en el Reino de Jerusalén desde 1260 o 1261, donde desempeñó el cargo de comendador de la provincia templaría de Trípoli en 1271, y fue maestre de la provincia templaría de Sicilia en 1272.
Mantuvo estrechos lazos políticos con Carlos de Anjou, rey de Sicilia, con quien estaba emparentado, hasta la muerte de este en 1285 fungiendo primero como comendador de la guarnición templaría en la provincia de Trípoli en 1271. Fue elegido posteriormente, el 13 de mayo de 1273, como Gran Maestre, y ostentó el cargo de Comendador de la Apulia y, por tanto, encontrándose fuera de Tierra Santa.
Desde su elección, emprendió una gira para visitar las principales comandancias templarías de Occidente, y fue convocado por el papa Gregorio X en el Concilio de Lyon II. Durante el verano de 1274, hizo lo posible por obtener la opinión de los Maestres del Temple y el Hospital para organizar una nueva Cruzada. El poco entusiasmo por parte de los barones occidentales ante la idea de tal Cruzada y la muerte del Papa en 1276 interrumpieron definitivamente los preparativos de la expedición.
EL REGRESO A ACRE Y SUS INTENTOS POR DEFENDER TIERRA SANTA
A pesar de los llamamientos constantes de los Templarios de Oriente, no fue sino hasta septiembre de 1275 que Guillaume de Beaujeu arribó a Acre.
En 1279, de Beaujeu entró en conflicto con Hugo III de Chipre, pues éste acababa de confiscar los bienes templarios en la isla. El distanciamiento entre Chipre y la Orden duró aproximadamente 20 años, y no fue sino hasta que Jacques de Molay ocupó el cargo de Gran Maestre, que los problemas diplomáticos comenzaron a solucionarse.
En 1282, Guillaume de Beaujeu, cuya política hacia los gobernantes musulmanes consistía en ganar tiempo, aprovechó la invasión mongola que les acosaba por el Este y el Norte para prorrogar por un lapso de 10 años la tregua firmada en 1271 con Baibars.
La política franca era lograr la división entre mongoles y musulmanes. Por una parte, los cristianos de Armenia eran partidarios de una alianza con las hordas tártaras, mientras que los cristianos del sur preferían permanecer neutrales. Guillaume de Beaujeu mantenía relaciones amigables con El Cairo.
En 1288, Qalawun, el sucesor de Baibars, decidió atacar a Trípoli, a pesar de la tregua firmada. Guillaume de Beaujeu, gracias a las relaciones estrechas que mantenía con la corte del sultán de El Cairo, se enteró del plan y rápidamente informó de los preparativos en curso y alertó a los dignatarios de la ciudad de Trípoli, quienes no le creyeron, puesto que se sentían protegidos por la tregua.
Al contrario, pensaron que el Maestre del Temple quería que abandonaran dicha ciudad para capturarla y ponerla bajo mando templario.
A pesar de las advertencias de Guillaume de Beaujeu, y debido a la desconfianza entre los líderes cristianos, la villa de Trípoli cayó en manos musulmanas el 26 de abril de 1289. Qalawun, cuyo objetivo era la expulsión total de los cruzados de Tierra Santa desde fines de 1289, inició los preparativos para asediar Acre.
INICIO DE LAS HOSTILIDADES
La masacre de comerciantes musulmanes en Acre cometida por tropas franco-lombardas recién llegadas de Europa, le proporcionaron la justificación para alcanzar sus objetivos. Para disfrazar sus preparativos, Qalawun exigió que le entregaran a los responsables de la masacre para imponerles castigo. Guillermo de Beaujeu propuso a los dignatarios de Acre vaciar las prisiones de condenados a muerte y entregarlos a Qalawun para ganar tiempo.
Los notables rechazaron la decisión del Maestre de la Orden Templaría y permanecieron sordos a las demandas de Qalawun, creyéndose protegidos por la tregua acordada en 1282. Los cristianos gozaron, sin embargo, de algunas semanas de reposo tras la muerte de Qalawun en noviembre de 1290 en El Cairo.
Según algunas fuentes, una guerra civil se desencadenó para decidir quién sucedería al emir. No obstante, poco tiempo después Al-Ashraf, el hijo menor, consiguió desbaratar el complot e hizo ejecutar al general Turuntai, jefe de los rebeldes.
Al-Ashraf Khalil llegó en el mes de abril de 1291 con su ejército, estimado por los historiadores de la época en 60.000 hombres, hasta los muros de la ciudad. Para el 5 de abril, la ciudad estaba completamente cercada y las máquinas de guerra musulmanas fueron puestas a punto.
LA CAÍDA DE ACRE
Templarios y Hospitalarios, comandados por sus Maestres Guillermo de Beaujeu y Juan de Villiers, respectivamente, olvidaron sus disputas y se dispusieron a defender las murallas septentrionales de la villa, mientras que Conrado de Feutchwangen, Maestre de la Orden Teutónica, Amalarico el hermano del rey de Chipre Enrique II y comandante de la caballería siria y chipriota y el capitán suizo Otón de Grandson, al mando de tropas inglesas, ocuparon las murallas occidentales.
De Beaujeu intentó una salida con 300 caballeros la noche del 15 al 16 de abril. Tomando por sorpresa a un contingente enemigo que acampaba frente a sus posiciones, masacraron a varios centenares de combatientes, pero debieron retirarse al abrigo de las murallas de la ciudad antes de poder destruir las máquinas de guerra enemigas, que eran sus objetivos, pues el ejército mameluco estaba para entonces alerta y se disponía a contraatacar.
El 16 de mayo, a pesar de que algunos días antes el rey de Chipre, Enrique II, y un millar de combatientes habían arribado por barco a la ciudad, una parte de la muralla se vino abajo debido a la acción de algunos zapadores enemigos. Los musulmanes entraron por la brecha, pero la acción conjunta de las tres órdenes reunidas les impidió penetrar más allá de unos metros y los defensores consiguieron, poco después, repeler a los musulmanes fuera de las murallas. Muere en combate Guillaume de Beaujeu
LA DEFENSA DE ACRE COMANDADA POR GUILLAUME DE BEAUJEU, 1291
El 18 de mayo, Al-Ashraf Khalil lanzó el asalto final. Dos millares de fanáticos musulmanes llegaron hasta la brecha, cruzaron la muralla y se lanzaron sobre las torres y los muros restantes. Guillermo de Beaujeu sin ni siquiera ponerse la armadura, salió a conducir un contraataque. Reunió una decena de caballeros templarios y otros tantos hospitalarios que, siguiendo a Guillaume, se lanzaron en una embestida mortal.
Con la veintena de caballeros, Guillermo de Beaujeu pudo poner un alto momentáneo a la marea enemiga que se derramaba ya sobre la ciudad. Cuando estaba a punto de repeler a los sarracenos que ocupaban la puerta de San Antonio, fue mortalmente herido. En el fragor de la refriega no tuvo tiempo de divisar y evitar una flecha que, disparada por un arquero sirio, atravesó su costado, justo por debajo de la axila, y se alojó en el pecho.
Los caballeros que con él luchaban, al verlo retirarse cabizbajo hacia el interior de la ciudad, le reprocharon su conducta, a lo que él respondió diciendo: «No me estoy retirando. Estoy muerto, he aquí la flecha» y mostró la saeta, ya rota, al tiempo que levantaba el brazo.
Rápidamente fue llevado por una de las poternas de la muralla interior , que dividía el barrio de Montmusard del resto de la ciudad ,al suroeste hacia una casa de dicho barrio, donde permaneció durante todo el día y murió esa noche, a la edad de sesenta años aproximadamente.
LA CAÍDA DE ACRE
La llegada de numerosos contingentes de refuerzo enemigos obligó a los caballeros restantes a retirarse hacia el castillo templario situado al sur de Acre, cerca de la costa.
La ciudad fue conquistada por los musulmanes varios días más tarde. Sin embargo, continuó la heroica defensa de los templarios que lucharon hasta el fin, atrincherados en su bastión fortificado. Esta defensa encarnizada permitió que un buen número de habitantes de la ciudad y varios caballeros escapasen de Acre sanos y salvos y se refugiaran en Chipre.
Thibaud Gaudin y Pierre de Sevry, los dos altos dignatarios aún vivos en Acre, decidieron separarse. Thibaud Gaudin, comendador de Acre, viajó por mar hacia Sidón, todavía en manos cristianas, mientras que Pierre Sevry, Mariscal de la Orden, continuó sosteniendo la resistencia ante las hordas musulmanas.
Pierre de Sevry pudo mantener a raya, por algunos días, a los miles de soldados musulmanes, contando tan sólo con un puñado de defensores. Khalil terminó controlando la ciudad el 28 de mayo, después de que la fortaleza del Temple cayera, tras haber muerto los pocos defensores bajo la superioridad numérica del invasor, que se dejó sentir en el último ataque, compuesto por un selecto grupo de 2.000 mamelucos fanáticos.
Se dice que Jacques de Molay, antes de morir, encargó a François de Beaujeu, sobrino de Guillaume de Beaujeu, salvar a la Orden del Temple. Para esto, el sobrino debía dirigirse a las tumbas de los maestres del Temple parisino y, justamente en el sepulcro de su pariente, recoger un joyero que debía devolver al maestre actual.
Cumplida su misión, de Molay le encargó la reorganización del Temple y le inició en los secretos de la Orden. Asimismo, le entregó el joyero, que contenía la reliquia más preciada de los Templarios: el dedo índice de la mano derecha de Juan Bautista. Luego le reveló que en el mismo féretro donde había encontrado el joyero se hallaban los documentos y anales secretos de la orden, así como el tesoro templario.
François de Beaujeu convenció a Felipe «el Hermoso» de que le permitiera acceder al cuerpo de Guillaume de Beaujeu para inhumarlo en el feudo de la familia. El relato dice que de esta forma recuperó las riquezas y los archivos. Luego reunió a otros ocho fieles caballeros y todos hicieron confesión de propagar la Orden del Temple por todo el globo mientras se pudieran encontrar en él nuevos arquitectos perfectos.
Tras este juramento, la Orden se reorganizó en Aberdeen y, pasados varios siglos, dio lugar a las primeras logias masónicas escocesas. Esto, claro está, es lo que cuenta la leyenda. Le sigue como Gran Maestre Thibaud Gaudin.
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