El Fraile que llevamos dentro
Caballero y templario, el fraile que llevamos dentro, y el espíritu templario aparecen más ahora cuando la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco y los días se convierten en años. Pero tu fuerza y convicción no tienen edad. Tú espíritu es la espada que quita cualquier obstáculo de tu vida. Detrás de cada línea de llegada, hay otra de salida. Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Tú, templario, caballero y guerrero sigue al fraile que llevamos dentro, aunque haya otros que esperen tu rendición, haz que en vez de tenerte lástima te guarden respeto. Y cuando con los años no puedas correr, trota, cuando no puedas trotar… corre y cuando no puedas correr… camina y si no puedes caminar usa el bastón… pero nunca te detengas. Siéntete vivo y lleva tu propia luz donde vayas.
Caballero y Templario haz caso al fraile que llevamos dentro, el que te enseña que la paciencia es mantener la serenidad y la calma ante todas las circunstancias de la vida, para poder descubrir en ellas lecciones de aprendizaje y oportunidades para poder enseñar a otros llevar el baussant de la vida.
El fraile que llevamos dentro se aparece ante tus ojos templario, cuando más débil estés para levantar tu espíritu de soldado de la Blanca Milicia de Cristo, para que tu palabra se vuelva como el viento para comunicar lo verdadero , para que tu palabra se vuelva como el fuego para encender el guerrero que llevas dentro , para que la palabra se vuelva como la tierra para recordar tus raíces y dar apoyo , porque dominando tus palabras, dominas tus pensamientos, sin hacer daño a nadie y así avanzarás en el camino de los sabios.
Templario y caballero, piensa en el fraile que llevamos dentro, y sé rápido para hacer el bien, aparta tu mente del mal, porque si haces el bien con lentitud, entonces, comenzarás a deleitarte en el mal, porque la caridad es dar sin haber recibido, es mirar con alegría a lo triste, es animar al que transmite desánimo, es ser el primero en mover, quedarse cuando se van, es entregar a quien no puede dar.
La caridad implica amabilidad, comprensión, paciencia y concordia hacia los demás y se practica desde la sencillez y la discreción, no espera recibir aprobación, ni halagos, ni felicitaciones. La caridad de las palabras crea confianza, la del pensamiento crea profundidad, la de dar, crea amor.
El fraile que llevamos dentro tiene una vida como una fantástica partida de ajedrez, en la cual cada acción o movimiento que hacemos afecta a las demás piezas, donde el amor propio es abrazar nuestra humanidad, para poder trascender nuestros miedos, todas nuestras máscaras que el ego proyecta (victimización, orgullo, vanidad, vergüenza, ira, competitividad, culpas, soberbia, envidia, soltar los juicios y toda rigidez, celos, avaricia) ,porque la vida es, sin duda una continua lucha, una carrera de obstáculos, de superación y de aprendizaje.
Caballero y Templario, el fraile que llevamos dentro escoge el camino y el tiempo empleado en recorrerlo, bajo el escudo de la Fe. Es único para cada uno de nosotros, pero el punto de partida y la línea de meta son los mismos para todos, porque hermanos, a veces no elegimos nuestras batallas, pero luchamos, aunque no sean fáciles, y combatimos, aunque no llevamos años entrenando, y si en estas batallas caemos, no hay mayor honor saber que hemos luchado no para nosotros, sino para la mayor Gloria de Cristo Nuestro Señor.
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El fraile que llevamos dentro, es el espíritu del servicio, y el amor del Señor para con los demás. Muy bonita reflexión.