Despierta Templario
¡Despierta Templario, Caballero y Guerrero! Nunca te des por vencido, por muy mal que estés o por muchas malas rachas que vengan. Siempre acabas alzando la vista aun estando al borde del precipicio y te dices: “Ahora no, no es momento de caer»
Y sigues pisando fuerte sin importarte cuándo llegará esa caída, no te importa, no te preocupa saber que caerás porque sabes que por muchas cosas malas que te dé la vida, ella no podrá contigo si sigues con estas ganas de todo.
Porque es así: te da igual tener días malos, si luego al final acabas luchando para tenerlos buenos. Y eso haces; no te importa que a veces el miedo te venza, ni que sientas temor el hacer cosas nuevas, porque si no lo intentas, nunca llegarás allí donde tú quieres.
¡Despierta Templario!, solo voy a pedirte una cosa, que pase lo que pase, tengas momentos buenos o momentos malos, nunca dejes de luchar por algo, nunca dejes de creer en que puedes llegar ahí donde tú quieres, y que te da igual lo que la gente diga, porque ésta siempre hablará, pero: ¿Sabes qué?.
Lo que importa es lo que pienses tú, lo que creas tú y si eso por lo que luchas te hace feliz, no te detengas hasta conseguirlo y sobre todo, que no te de miedo el fracaso, o el creer que te equivocas, porque estar un poco loco cuando se trata de soñar, a veces es los que nos da la felicidad.
Templario y Caballero, guerrero, llegará un momento en el que te darás cuenta de que todo ha sido necesario, que eres una parte indispensable del rompecabezas, y que la perspectiva que tienen los demás del mundo no sería la misma si le faltara la huella de tus pasos, tu Luz y la Fe en Cristo, Nuestro Señor.
¡Despierta Templario! Y aunque a veces sufras, y por más roto que te puedas llegar a encontrar, a pesar del dolor y de las lágrimas, será entonces, cuando del corazón, te vendrá la voluntad más grande del mundo, y de esta manera, nadie, te podrá detener… Así que, ¡despiértate Templario!, levántate, que hasta la vida misma se estará preparando para mostrarnos a todos, una mejor versión de ti, porque allá donde vayas, tu historia irá contigo.
Caballero, Templario, tú seguirás siendo tú allá donde vayas, seguirás portando las mismas cicatrices, la misma forma de ser, seguirás creyendo en tus sueños allá donde vayas seguirás sintiéndote torpe y frágil en muchas ocasiones seguirás necesitando silencio, a veces para poder hincar la rodilla y orar a Nuestro Padre.
Seguirás teniendo ese toque orgulloso, en ti permanecerán las ganas de sentir la soledad de vez en cuando, y seguirás sintiendo ese vacío en tu alma incompleta, que lleva años ahí, vacío, a la espera de que aquel hilo haga su trabajado excepcionalmente, y no a medias como siempre.
¡Despierta Templario! Te gustaría que un día tuvieses la certeza de que el ciclo de tu vida se va a romper. O que lo romperías, que sería diferente, pero el fruto de tus miedos, de la incertidumbre, o quizá por pura intuición te dice que el ciclo se volverá a repetir.
Que tú seguirás siendo tú, Caballero Templario, que ni la esperanza brilla tanto como tú quieres que brille, pero acuérdate como el Señor da gracias al Padre, por las cosas eternas. La verdad sobre su misión entre nosotros, se las ha revelado a los «pequeños”. ¿Quiénes son los pequeños del Señor, antes y ahora?
¡Despierta Templario!, es una cuestión que hemos de preguntarnos los que creemos en Cristo y su mensaje. La respuesta nos la da el mismo Señor. «Por sus frutos los conoceréis». Pero, ¿A qué frutos se refiere el Señor? ¿Serán acaso la división entre los hermanos?
Templarios y Caballeros, los frutos del Reino son otra cosa. En primer lugar, la unidad en la Fe.
Tener fuerza en nuestro interior puede ayudarnos a salir airosos de cualquier situación desfavorable o puede, sencillamente, ayudarnos a evolucionar y seguir creciendo.
También nos puede servir para saber cómo actuar ante los obstáculos que van surgiendo en nuestro andar por la vida. Entonces, es necesario reforzar ese poder interior que todos tenemos y que en algunos casos se halla “dormido”.
¡Despierta Templario!, la clave está en no desistir, en nunca “plantar bandera blanca” ni darnos por vencidos, aun cuando la tormenta haya creado tantas olas y estemos muy lejos del puerto más cercano. No se trata de una simple metáfora, sino de la vida misma, que a veces pareciera alejarnos de nuestras metas, aunque sostengamos fuertemente el timón, como verdaderos soldados de la Blanca Milicia de Cristo y todo para la Gloria de Nuestro Señor.
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Excelente motivación, pedí la respuesta y se me dió, desperté pensando en la voluntad . La voluntad es mi espada, soy conciente de ello. T:. A:. F:.
Sou um Templario reencanado e vou lutar, para estabelecimento das metas Templaria em todo planeta. Quero participar dessa comunidade Templaria.
Hay que restaurar la tradición, para poder luchar con lo que se nos está viniendo.