Los Templarios y Los Océanos
Los Templarios y los océanos. Utilizando el mar como puente entre Oriente y Occidente, aportará múltiples beneficios a la Orden del Temple, asimismo, las Cruzadas jugarían un importante papel debido en parte a la gran logística que movía, tanto a nivel personal como material, como no es de extrañar, tal oportunidad no sería dejada pasar por la Orden.
Lo primero que hizo fue hacerse armador, es decir, armaría barcos para su explotación comercial, y para ello se dotaría de una flota, aunque no se sabe el número de barcos que la componían, si se conoce que en ocasiones alquilaban naves a genoveses y/o marselleses, e incluso que los templarios de Aragón contaban con la flota que en 1285 serían requisadas a Felipe II de Francia por parte de Pedro I.
A medida que avanzan los templarios, se intentan hacer con el monopolio del comercio en el Mediterráneo, pero no lo consiguen, en cambio, lo que hacen es afianzar sus negocios con los distintos sectores comerciales.
Puertos propios y personales, lo cual les otorgaba más independencia, aunque no dudaron en utilizar los ya existentes, empleándolas como red de comunicación e información; debemos tener en cuenta, que el control de un enclave portuario les aportaba conseguir distintos objetivos, entre ellos:
– Cobijo tanto para sus naves como su personal.
– Control sobre los movimientos portuarios: salida-entrada de barcos, de personal, de mercancías e incluso de las noticias que llevaban al propio puerto.
– Vía de comunicación con *Outremer (en francés «ultramar», fue el nombre genérico dado a los Estados cruzados establecidos después de la Primera Cruzada: el Condado de Edesa, el Principado de Antioquía, el Condado de Trípoli y, sobre todo, el Reino de Jerusalén. El nombre se usaba como equivalente a Tierra Santa, Levante, Siria o Palestina, e incluía territorios que en la actualidad forman parte de Israel, los Territorios Palestinos, Jordania y el Líbano), y distintos puertos de Occidente.
– Información de primera mano sobre el comercio de los distintos armadores.
– Vía de comercio y transporte hacia distintos puntos de Occidente – Oriente de manera rápida y eficaz.
– Medio útil de enviar mensajes, órdenes y noticias.
LA FLOTA TEMPLARIA.Utilizaban la “navegación de cabotaje”, es decir, navegaban sin perder de vista la costa, lo que les permitía trasladarse con cierta seguridad.
En un primer momento utilizarían las naves llamadas “galeras” y “cocas”, las cuales irían sufriendo distintas modificaciones para mejorar su funcionalidad y rendimiento.
A la galera se le estilizo su diseño haciéndola más ligera, se le añadieron velas triangulares combinadas con las cuadradas, facilitando su manejo.
La coca se añadió a sus extremos dos zonas almenadas protegidas en forma de torre: “Castillo” en la proa y “alcázar” en la popa.
Se comenzó a utilizar el timón vertical de una sola pieza, gobernado por un madero, llamado “caña” desde la parte baja del alcázar de popa; a finales del S.XIII se les añadió un segundo palo con una vela cuadrada: “trinquete”; un tercer palo llamado “mesana” completaba el progreso de estas naves. Debido a la necesidad de transportar caballería en sus viajes, llegarían a modificar otra nave, llamada buissiers transformándolas en naves de carga, preparadas para llevar caballos y mulas.
Para embarcar a los animales se colocó un portón lateral, a modo de las modernas lanchas de desembarco, que quedaba por debajo de la línea de flotación, de manera que accedían directamente a la bodega, una vez dentro se sellaba la puerta con brea y estopa. En su interior se colocaban entre 40 y 60 animales que ayudaban a estabilizar la nave.
“Se hizo abrir la puerta de la embarcación e introdujeron a todos nuestros caballos que debíamos llevar a Ultramar. Luego la puerta fue cerrada, se taponó bien, igual como se llena con estopa un tonel, porque, cuando el navío se halla en alta mar, la puerta entera se ve sumergida en el agua”. Joinville. La Otra Historia de los Templarios. Michel Lamy.
La utilización de sus propias naves como medio de transporte les permitía:
– Se ahorraban el pago a otros armadores.
– Tener pleno control sobre sus actividades.
– Aportar unos ingresos extras al transportar mercancías para terceros.
Añadir a todo esto que no serían pocos los peregrinos que utilizaran sus naves para ir a Tierra Santa, tal motivo fue el establecimiento de un Puente Marítimo entre Marsella y San Juan de Acre.
LOS PUERTOSSus Puertos Mediterráneos considerados más importantes serían los de Marsella y San Juan de Acre, lo que exime que tuvieran otros tantos repartidos por el Mediterráneo y Atlántico; entre ellos podemos citar:
– Colliure. – Sagres.
– Montpellier. – Oporto.
– Barcelona. – Lisboa.
– Valencia – Burgo de Faro.
– Cartagena. – Burdeos.
– Mallorca – Saint-Valery Caux.
– Mónaco. – Saint-Valery Sur Somme.
– Saint Raphael. – Haffleur.
– La Rochelle.
De ellos, Colliure, Saint Raphael y La Rochelle poseían una *rada personal, es decir, una bahía, ensenada o islas donde las naves podían guarecerse de vientos y/o mal tiempo.
“Todas las embarcaciones marinas con base en San Juan de Acre están a las órdenes del Comendador de la Tierra, así como Comendador del Puerto de Acre y todos los hermanos a él sometidos”. Texto reglamentario. Los Misterios Templarios. Louis Charpentier.
BARCO DE LOS CRUZADOS QUE SE HUNDIÓ JUNTO AL PUERTO DE ACRE:
En tiempos de las cruzadas, la ciudad de Acre, situada cerca de la bahía de Haifa, en la costa de Israel, fue una de las últimas posesiones cristianas en Tierra Santa. Los caballeros templarios lucharon hasta el final y consiguieron rechazar varios ataques de las fuerzas mamelucas hasta que Acre acabó siendo capturada por los musulmanes en mayo de 1291.
Los cristianos adinerados abandonaron precipitadamente la ciudad, pagando a los habitantes que poseían embarcaciones para que los transportaran lejos de la costa, donde estaban fondeados los grandes veleros. Algunas naves cargadas de riquezas se hundieron durante la precipitada y caótica huida.
Un barco hundido, recientemente descubierto por un equipo arqueológico israelí en la bahía de Haifa, podría estar relacionado con la Caída de Acre, un evento que marcó el fin de las cruzadas, según reveló en marzo Haaretz en su edición digital.
El barco hundido de los cruzados conserva algunos restos del casco, de la quilla y de los tablones, e incluso clavos de hierro y anclas. Pero más importante ha sido el hallazgo de restos cerámicos y monedas de oro que han permitido fechar el naufragio en la segunda mitad del siglo XIII. Los fragmentos cerámicos, algunos vidriados, proceden de diferentes puntos del Mediterráneo: Chipre, Siria, Turquía, Grecia e Italia.
El tesoro, excavado hace años por la Autoridad de Antigüedades de Israel, está formado por 30 florines que fueron acuñados entre 1252 y 1380, y casi con toda probabilidad ninguna es posterior a 1303. En el anverso muestran la leyenda «Florentia» junto a una flor de lis, el símbolo de Florencia. Y en el reverso aparece Juan el Bautista, el patrón de la ciudad.
«Los documentos históricos explican que el 18 de mayo de 1291, después de un asedio de varias semanas, Acre cayó tras el avance del ejército mameluco. Los soldados y los ciudadanos, desesperados por escapar del enemigo, abarrotaron el puerto.
Algunos testigos, como el anónimo Templario de Tiro, relataron cómo algunas pocas damas nobles y algunos comerciantes escaparon sobornando con joyas y oro a los propietarios de pequeñas embarcaciones para que los llevaran hasta los barcos que se dirigían a Chipre. Sin embargo, muchos se hundieron con las preciadas posesiones», comentan Ehud Galili y otros miembros del equipo investigador en un artículo sobre la evolución del puerto de Acre.
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Yo no creo que practicasen la navegación de cabotaje, ya que se sabe de cientos de viajes desde Montpelier o Marsella hasta Tel Aviv. Desde Mónaco a Haifa, etc. Hacían viajes largos sin costear, evitando así posibles piratas. Pero, en general, me ha gustado el artículo.
You are correct, It is land that sinks ships not the sea, no captain in his right mind goes near the coats except for a port, Commentary by land lubbers without practical sailing experience dissolves truth. Crichton E M Miller RYA Yacht master